Nos limitamos a nosotros mismos con antiguas creencias que ya no son nuestras.
A veces, me recuerdo a mí misma como aquella tímida e insegura niña que solía ser, olvidando que, hoy en día, soy muy diferente… por ejemplo, ya no salgo corriendo y me escondo debajo de la mesa cada vez que alguien viene a casa, o me quedo pegada a la pierna de mi madre en la puerta de la universidad en lugar de entrar…
Tengo más confianza en mí misma, pero el recuerdo de mi infancia, de cómo interactuaba con las personas y éstas conmigo interfiere con mi comportamiento, pensamientos y sentimientos actuales.
Es curioso, cómo nuestras creencias nos influencian. Cargamos con ideas o etiquetas erróneas sobre nosotros mismos toda nuestra vida, ¿y qué podemos hacer para cambiar eso?
Creo que tenemos que hacernos conscientes de ello, dándonos cuenta cómo de importante es, no sólo la imagen que tenemos de nosotros mismos, sino también la que creemos que otros tienen de nosotros. Contrastando estas imágenes o creencias con la realidad, podemos despertar y dejar atrás ese fantasma nuestro, esa sombra con la que cargamos pero que ya no nos pertenece.
Tenemos que empezar a ser cómo queremos ser y no como creemos, u otros creen, que somos.
Beatriz Regadera Martínez
Psicóloga – #HazloPorTi #CuidaTuSaludMental