Comprender y aprovechar el poder de la mente es un factor clave para alcanzar el máximo rendimiento. A medida que las presiones sobre deportistas, estudiantes de oposiciones o cualquier otra persona que se propone alcanzar una meta difícil,  se intensifican, el papel del psicólogo es más importante.

Lo que mueve a las personas (atletas, científicos, artistas, estudiantes) para alcanzar retos que, en principio, pueden parecer imposibles o inalcanzables, suele ser una combinación de genética, entrenamiento, técnica y psicología. Una buena preparación mental para luchar contra el estrés, contra la adversidad, contra las presiones internas y externas y contar con herramientas y estrategias psicológicas que te ayuden a superar esos momentos de «bajón», de excesivo nerviosismo, inseguridad, de falta de confianza en uno mismo, son una faceta decisiva para lograr la meta deseada.

Imagina que Tú eres ahora un@ deportista de alto rendimiento como los que aparecen en el vídeo más abajo y tu meta es: conseguir una de las mejores notas de tu examen, conseguir ese puesto de trabajo con el que tanto has soñado, o, incluso, enamorar a esa persona a la que tú ya amas.

Lo primero que deberías hacer es reflexionar acerca de tus motivaciones: ¿Qué me ha llevado a elegir este reto? ¿Es algo mío, propio o viene impuesto desde fuera?

Cuando alcanzar una meta es decisión de uno mismo, todo tiene más sentido porque en el proceso, consciente o no, de esta toma de decisiones, la persona ya ha pensado, imaginado, sentido, soñado con el o los motivos que le conducen a querer conseguir ese logro. 

Y, como todos podéis imaginar, no es lo mismo picar piedra para construir tu propia casa, que picar piedra en la cárcel, o para una empresa constructora de edificios. El sentido que uno concede a aquello que emprende es primordial para alcanzar la meta propuesta, pues interviene como un cable conductor de energía a lo largo de todo el proceso. Más importante es el sentido, por tanto, en carreras de fondo, cuando hay que mantener la motivación, la concentración y el esfuerzo durante un período de tiempo extenso.

Detente, observa, reflexiona: Este es el camino que elegí e inicié para llegar a la cima.

Cuando el camino es largo, hay que parar de cuando en cuando para descansar y recuperar fuerzas.

Es normal flaquear, habrá días en los que pensarás: ¡No puedo! ¡Nunca lo conseguiré! ¡Es imposible! ¡No hay quien resista este ritmo! ¡Para qué tanto esfuerzo, a esta prueba se presentan los mejores! ¡Está claro que yo no voy a conseguir superar esta prueba! ¡Estoy agotad@, no puedo más! ¡Lo que faltaba, ahora mi mejor amigo se enfada conmigo, se ha roto la calefacción en pleno invierno y los vecinos de arriba han montado un fiestón, ahora quién es el guapo que estudia! 

Hay que estar preparados para luchar contra las adversidades y los obstáculos que se interpondrán entre tu meta y tú. En estos momentos es cuando debes recordar que si estás donde estás es por elección y convencimiento propios y que debes mantenerte en ese camino hasta llegar al final.

En el vídeo podemos observar cómo algunos deportistas se superan ante situaciones adversas, por ejemplo,cuando ven que algunos de sus contrincantes superan en puntuación su récord batido el año anterior… 

Te será de utilidad la creación de alguna frase propia, visualización positiva de tu meta, creer que lo vas a conseguir aunque haya días o momentos en que lo dudes o incluso creas en todo lo contrario.

Al final, tu esfuerzo valdrá la pena y aunque, en esta ocasión no consigas alcanzar tu sueño, te sentirás satisfecho contigo mismo por haber sido capaz de luchar por ello y no podrás decirte: ¡Tendría que haber preparado mejor esa entrevista! o ¡Si hubiese estudiado más horas al día, habría sacado mejor nota en mi examen! o ¡No era tan difícil, no debería haber tirado la toalla!

Te dirás: ¡Soy un luchad@r! ¡En la próxima, lo consigo!

Resumiendo:

A la hora de plantearte un reto, ten en cuenta:

1. Decisión propia. Algo elegido por ti, sin presiones internas o externas (nunca tratando de agradar a alguien).

2. Sentido. Conocer el sentido que tú le das a esa empresa y comprender las motivaciones subyacentes.

3. Realismo «optimista». La meta debe ser realista y acorde con tus deseos y capacidades, que por supuesto pueden mejorar con el entrenamiento y la técnica.

4. Esfuerzo y voluntad. Tener presente que la comodidad no conduce a la felicidad y que cualquier logro que nos propongamos alcanzar requerirá un esfuerzo mantenido a lo largo de todo el proceso.

5. Contratiempos, «bajones personales o altibajos emocionales», obstáculos. Saber de antemano que pueden surgir situaciones, pensamientos o emociones que dificulten nuestro programa y no tirar la toalla por ello. Todo pasa, pasa lo bueno y pasa lo malo, lo importante es continuar hacia delante. El presente no es eterno. 

6. Confianza en uno mismo. Un sano optimismo que te permita creer en ti y en tu capacidad de trabajo, que te haga sentir, imaginar, vivir que ese sueño se está, día a dia, haciendo realidad.

Mª Nieves Martínez Hidalgo

Psicóloga Clínica / Psicoterapeuta Acreditada – https://nievesmhidalgo.com

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