Crecemos comparándonos con los demás, un proceso natural que se vuelve en contra nuestra cuando se apodera de forma obsesiva de nuestra motivación diaria. No podemos vivir comparándonos, cada ser humano tiene una personalidad, unos valores propios o adquiridos, una historia de vida, unas circunstancias particulares que hacen que resulte muy difícil alcanzar una comparación objetiva, saludable o constructiva.
¿Por qué hablo del yo posible? Porque entre nuestro yo real, el que creemos ser, y nuestro yo ideal, el que nos gustaría ser, puede haber una gran distancia. ¿No será más sensato dirigir nuestros pasos hacia el logro de ese yo posible? ¿Y cuál sería ese yo posible? Unas expectativas inalcanzables nos conducen a la frustración y al fracaso. Podemos crecer, podemos mejorar y pulir ciertas actitudes, ciertos hábitos.
Nuestro yo posible, es ese que podemos alcanzar, ese que podemos realizar porque contamos con los materiales y las herramientas necesarias, ese con el que nos podemos encontrar porque ya, alguna vez, lo habíamos imaginado, lo habíamos soñado pero de una forma realista, sin perdernos en castillos celestiales ni en pasadizos subterráneos.
Mª Nieves Martínez Hidalgo
Psicóloga Clínica / Psicoterapeuta Acreditada – https://nievesmhidalgo.com