Querido yo,
Se me ha sugerido escribirte una carta donde destaque lo positivo, pero prefiero darte las gracias, quiero que sea una oda al amor propio. Y es que yo sin ti, simplemente no existiría. Sé que tienes tus cosas buenas y malas, pero acepto ambas. Gracias a todo lo que has pasado has conseguido aprender a quererte y quiero reflejarlo en esta carta.
«Eres amable y empático y, quizá por ello, todos buscan tu consejo y tu amistad. Eres único, cada vez que le pregunto a alguien que cómo te definiría o en qué perfil encajarías, responden que no saben, que nunca han conocido a nadie como tú … y eso es maravilloso. Además, sé que eres muy inteligente y resolutivo, capaz de salir de cualquier problema y capaz de comunicarme de una forma muy efectiva gracias a esto. Lo que me lleva a destacar la honestidad y comunicación con tus cercanos que te hacen ser tan confiable y gracias a las cuales has encontrado a amistades maravillosas.
Momentos de ‘bajona’ has tenido muchos. Pasaste por una relación tóxica que te hizo mucho daño, te sentiste utilizado y denigrado… pero, hoy en día, sé que das las gracias por haber sido atravesado por dicha experiencia.
Una vez saliste de ahí pudiste darte cuenta de todas las mentiras que te habían dicho y que tú te habías creído:
Sobre lo idiota que eras, lo afortunado y desagradecido que eras… que te creía superior, que eras feo, que no valías para cantar, que te callaras que nadie quería escucharte, que no contaras las cosas buenas que te pasaban porque los demás estaban peor que tú.
Ahora piensas todo lo contrario y eso te enorgullece, te costó mucho, pero lo conseguiste.
- Aprendiste que no eres desagradecido, que ser inteligente no implica tener que estudiar y hacer lo que los demás esperan de ti; que no tienes que descubrir la cura del cáncer; simplemente tienes que hacer lo que te haga feliz a ti y solo a ti (siempre sin hacer daño a nadie).
- Aprendiste que, aunque los demás proyecten sobre tu persona sus inseguridades no es culpa tuya, y que, si por mucho que te esforzaras por ellos, no recibías lo mismo y solo escuchaba críticas estaba claro que no eran tus amigos.
- Aprendiste, y a base de bien, que eso de que eras feo era una completa estupidez. Empezaste a verte bien y el resto comenzó a hacerlo igual. Si te veías mal era solo porque te creías las mentiras que te habían dicho y siempre tenías esa aura pesimista alrededor.
- Aprendiste que debías escuchar a quienes querían ayudarte y no a quienes querían hacerte daño. Como cuando tu profesora de canto te decía que lo hacías bien y te sentías realizado y luego un amigo te decía que no y te sentías mal. Ahora, te grabas, lo escuchas, corriges y te sientes feliz con el resultado que tú buscas.
- Aprendiste durante todo un curso que a la gente le gusta escucharte. Cada vez que hablabas en clase todos te miraban; cada vez que exponías los compañeros guardaban silencio y, por si fuera poco, siempre te preguntaban tu opinión.
- Aprendiste que tus amigos de verdad ríen contigo, lloran contigo, se alegran de tus logros y te animan cuando no consigues algo.
Y si aprendiste todo esto fue gracias y solo gracias a ti. Es por esto, por tu resiliencia, por tu paciencia, tus ganas de luchar, de estar bien, de ayudar a los demás, de encontrar la felicidad en los pequeños momentos pero permitirte estar mal cuando tengas que estarlo, que te considero una persona maravillosa.
Eres maravilloso siendo como eres, aunque que hay cosas que te gustaría mejorar. Sé que te encanta estar en constante cambio y ser un poco diferente cada día.
Sé que siempre vas a hacer todo porque todos estemos bien, siempre sin maldad… y es por eso que me encanta que seas como eres y te quiero.
Con amor, yo.