No existen las familias perfectas, es cierto, pues tampoco las personas lo somos. Un día acudió a la consulta una chica de 18 años con el diagnóstico clínico y el informe del psiquiatra bajo el brazo. En su historia figuraban dos intentos de suicidio y un estado de ánimo depresivo acompañado de crisis de ansiedad que la conducían a devorar sin medida todo lo que encontraba en la despensa de la casa de sus padres. Su madre padecía esquizofrenia. Ella se sintió sola en su infancia, su madre no pudo darle el cariño que necesitaba. 

En la fotografía que mostramos aparece el Test del Dibujo de la Familia que realizó tras unas sesiones en las que realicé una serie de entrevistas. En el gráfico vemos una familia perfecta, casi de película, pero la protagonista no se ha incluido en su dibujo. Encontramos una chimenea, un fuego -símbolo del hogar- y un cuadro en el que aparecen tres miembros de la familia unidos, cogidos de la mano, propio de un momento familiar entrañable; sin embargo, la escena carece de vida. En lugar de dibujar una escena familiar, nos ofrece una serie de objetos. Es como si ella estuviese sentada en el sofá viendo la película de su vida pasar, instalada en una actitud de pasividad, frente a una imagen idealizada del «Hogar», proyectada una y otra vez, como una historia interminable. 

Se enmarcan los lienzos,  las obras de arte, las fotografías de las que uno se siente orgulloso o feliz, y cuando se colocan en un lugar tan privilegiado como la chimenea del salón es porque se las admira y valora por encima de muchas otras. Esa familia que ella ha dibujado como si de un cuadro se tratase es la familia a la que le hubiera gustado pertenecer.

Mª Nieves Martínez Hidalgo

Psicóloga Clínica / Psicoterapeuta Acreditada – https://nievesmhidalgo.com

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