TERAPIA INDIVIDUAL
En el Centro Psicológico Dra. Nieves Martínez-Hidalgo, y, gracias a la confianza que numerosos clientes han depositado en su directora, psicóloga especialista en psicología clínica, contamos con una gran experiencia en el tratamiento de diversos problemas psicológicos, experiencia avalada por el hecho de que a lo largo de casi treinta años de carrera profesional, Nieves Martínez-Hidalgo ha dedicado más de 45.000 horas de trabajo a sesiones de terapia individual.
¿EN QUÉ CONSISTE LA TERAPIA INDIVIDUAL?
La terapia, tratamiento psicológico o psicoterapia individual (términos utilizados indistintamente) consiste en un encuentro entre la persona que va a consulta y el psicólogo o la psicóloga especialista en psicología clínica que le va a tratar.
La terapia individual es un proceso que puede durar desde unas semanas, cuando sólo se trata de abordar un problema o dificultad concreta y bien definida, a unos meses o años en el caso de tratarse de problemas más complejos como trastornos de personalidad, trastornos psicóticos, depresión o ansiedad, por ejemplo.
Las sesiones duran aproximadamente unos cuarenta y cinco minutos. Al comienzo, se suele hacer una sesión semanal, y, a medida que el problema se va encauzando, la frecuencia de visitas se puede ir alargando (una sesión cada dos o tres semanas).
Durante las primeras sesiones, la psicóloga recoge información relevante para el abordaje terapeútico de las dificultades que presenta la persona con malestar psíquico. Una vez alcanzada una comprensión completa del problema por ambas partes, se inicia el tratamiento psicológico, utilizando técnicas y recursos que serán de gran utilidad para la positiva evolución del cliente y el alivio de su malestar psíquico.
OBJETIVOS DE LA TERAPIA INDIVIDUAL:
- Facilitar el autoconocimiento
- Poner en valor a las fortalezas existentes
- Analizar las limitaciones y asumirlas sin «culpabilidad», trabajando para mejorarlas
- Analizar cómo nos puede estar influyendo el entorno (social, escolar/laboral, familiar, de pareja) en el que vivimos en el mantenimiento del malestar psíquico y la angustia o el miedo.
- Comprender los nudos y/o traumas que nos atan al pasado
- Liberarnos del pasado y avanzar desde el presente
- Aprender a establecer metas alcanzables
- Aprender a poner límites y comunicarse de forma asertiva
- Aprender a quererse y a aceptarse con sus virtudes y defectos
- Adquirir habilidades para analizar y abordar los problemas desde distintas perspectivas
- Adquirir habilidades para resolver conflictos
- Aprender herramientas que mejoren nuestro modo de pensar cuando nos enfrentamos a ideas obsesivas o a ideas irracionales o negativas que amargan nuestro día a día.
- Conseguir un mayor sentimiento de autoestima y de confianza en uno mismo y en los demás.
¿POR QUÉ HABLAMOS DE CLIENTE Y NO DE PACIENTE?
El término paciente proviene del latín patiens, patientis, participio presente de pati ‘sufrir, aguantar’, también «tener paciencia». El modelo médico tradicionalmente ha utilizado este término. Desde un plano de verticalidad en el que la figura de autoridad es la del profesional de la salud y el paciente adopta un rol de pasividad asumiendo las indicaciones y prescripciones de los facultativos.
En el ámbito de la psicología, se utiliza el término cliente, indicando de este modo, que la relación existente entre ambos (terapeuta y cliente) parte de un plano de horizontalidad, en el que tan importantes son las propuestas del psicólogo como las de la persona que solicita orientación y/o tratamiento. Es decir, a lo largo de la terapia individual, se irán consensuando las líneas a seguir, siempre en beneficio del cliente y del logro de una mejora de su calidad de vida.