Aunque Hedy Lamarr es conocida por ser la mujer más bella del mundo, también fue una gran ingeniera de telecomunicaciones que desarrolló la Teoría del Espectro Ensanchado, teoría precursora de los teléfonos móviles, los sistemas GPS y la tecnología wifi.

Además, esta inventora contribuyó a la derrota de los nazis durante la II Guerra Mundial, al desarrollar un sistema de detección de torpedos teledirigidos inspirado en un principio musical junto al compositor George Antheil.

En palabras de Hedy, «la marina norteamericana rechazó mi invento. Sus altos jefes me dijeron ‘Eso déjelo para nosotros. Usted aproveche su belleza para vender bonos de guerra’. ¡Qué estúpidos! Por eso siempre preferí al ejército. Pero más tarde, cuando venció la patente, la misma marina se apropió del invento. Después de vencida, yo tenía seis meses para reclamar y renovarla… ¡pero no lo sabía!»

La primera vez que Estados Unidos empleó su patente fue en la crisis de los misiles soviéticos en Cuba (1962). Misión: control remoto de boyas marinas rastreadoras. Más tarde, en la guerra de Vietnam, y en el Milstar (sistema norteamericano de defensa por satélite). Y desde 1980 en adelante, con la irrupción masiva de la tecnología digital, el invento de Hedy Lamarr de conmutación de frecuencias constituyó su  primera aportación en ingeniería civil, abriendo las puertas a las redes inalámbricas.

La película que le hizo saltar a la fama fue Éxtasis, dirigida por Gustav Machaty en 1933. El director engañó a la protagonista (como tantos otros a tantas otras actrices) y la hizo aparecer desnuda en el que fue uno de los primeros films que abordaban el tema de la infidelidad femenina. La cinta causó un gran conmoción en su época siendo condenada por las Ligas de la decencia y por el Papa Pio XI, no sólo por el desnudo sino porque se veía el rostro de Hedy durante el orgasmo.

Friedrich Mandl se obsesionó con Hedy Lamarr tras verla en esta película e intentó destruir todas las copias existentes. Consiguió pactar con los padres de Hedy (que eran judíos secularizados por miedo a la tormenta de sangre que se avecinaba) un matrimonio de conveniencia y en contra de la voluntad de la hija. Mandl era nazi desde los primeros discursos de Hitler y acabó siendo el proveedor de municiones y aviones de combate a sus amigos Hitler y Mussolini.

Hedy fue víctima de violencia de género durante su matrimonio con Mandl, magnate austríaco que actuó como su carcelero. La encerró en su mansión, dejándola salir solo con él en cenas y viajes de negocio. Su vida artística quedó anulada. Ella misma confesó en público muchos años después de esta terrible experiencia:

Solo podía bañarme o desnudarme delante de él…
Y, desde luego, no pude volver a pisar un set de filmación.

Hedy podría haber caído en depresión o desarrollado un cuadro psicosomático de dolor crónico durante su cautiverio, ya que las experiencias traumáticas profundas nos cambian. Sin embargo, Hedy recordó unas palabras que su padre le dijo de niña: «Sé tu misma. Elige y toma lo que quieres» y puso en marcha una actitud que hoy hubiéramos denominado como resiliente:

  1. Estrechó su relación afectiva, de confianza y de complicidad con una asistente con la que finalmente pudo expresar sus emociones y sus ideas y desarrollar un plan de huida que le permitió escaparse lejos del domicilio donde su marido la mantenía «secuestrada».
  2. Autoestima e Identidad. Siendo una austriaca judía, sabía cuál podía ser el sentido de su vida: derrotar a los nazis utilizando sus estudios de ingeniería de telecomunicaciones.
  3. Independencia, Iniciativa y Aplicación. Durante su encierro forzoso, Hedy tomó notas acerca de armas, balística, sistemas de comunicación cifrados, nuevas tecnologías militares de los libros y recogió información valiosa sobre los clientes y los proveedores de su marido, actuando como una espía amateur. Años después, siendo ya ciudadana americana, durante la II Guerra Mundial, le entregó al gobierno de los Estados Unidos toda la información confidencial que poseía.
  4. Creatividad. El hecho de aplicar sus conocimientos científicos para el logro de una meta a largo plazo, facilitó a Hedy tomar distancia del encierro y la violencia a la que estaba siendo sometida y poder alejarse de su rol como víctima y empoderarse a través de su rol como espía e ingeniera de telecomunicaciones.

Hedy Lamarr quería ser recordada por su contribución al bienestar de la humanidad.

 

Las mujeres víctima de violencia de género pueden apoyarse en estos y otros pilares de la resiliencia para empoderarse y ser, ellas mismas, protagonistas del cambio y la transformación social asumiendo un papel activo en el apoyo a otras mujeres que pasan o han pasado por esta experiencia traumática. Al ir mejorando sus cualidades se van potenciando otras y así la mujer gana en fuerza, capacidad para la resolución de problemas, iniciativa, confianza en sí misma y en los demás, autonomía, mejor humor y estado de ánimo.

A partir de su llegada a los Estados Unidos, Hedy participó en películas con Clark Gable, Lana Turner o Jimmy Stewart. Sansón y Dalila fue su película más reconocida y de la que destaca su célebre frase:

«Cualquier chica puede ser glamourosa. Lo único que tienes que hacer es quedarte quieta y parecer estúpida». Hedy Lamarr.

Su labor como inventora no fue reconocida hasta después de su muerte, en el año 2000. Desde el año 2005, el día del cumpleaños de Hedy Lamarr, el 9 de noviembre, está señalado como el Día del Inventor que debería ser llamado el Día de la Inventora, en los países de habla germana (Austria, Suiza y Alemania) y en el 2014 fue incorporada al Inventors Hall of Fame de EE.UU.

Nota: Si estás siendo maltratada física o psicológicamente llama al 016. Las mujeres superviventes de Fundación Ana Bella también pueden ayudarte: llama al +34-667233133 o  escribeles entrando en la web de la Fundación Ana Bella: https://www.fundacionanabella.org/

Mª Nieves Martínez Hidalgo

Psicóloga Clínica / Psicoterapeuta Acreditada – https://nievesmhidalgo.com

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